JOAO CABRAL DE MELO NETO
BRASIL (1920-1999)


















VENTANAS

Hay un hombre soñando
en una playa; otro
que no sabe las fechas;
hay un hombre que huye
de un árbol, otro
que ha perdido su barco y su sombrero;
hay un hombre que es soldado;
otro que hace de avión
otro que olvidado va
su momento su misterio
su miedo a la palabra velo;
y en forma de navío
hay uno más que se ha dormido.

De Piedra del sueño (1940-1941)


RETRATO DE ESCRITOR

Insoluble: en el agua caliente y en la fría;
en las de horadar la piedra o en las lánguidas;
en las aguas lavanderas; hasta en los alcoholes
que disuelven el desdén más diamante.
Insoluble: por mucho disolvente;
igual, en las gotas de un llanto al lado,
y en las aguas del baño que lo sumerge,
en beatitud, y del que emerge intacto................ *

Soluble: en toda tinta de escribir,
el más sencillo de sus disolventes;
primero, en la de la estilográfica
con la que él escribe sobre él, siempre
(manuscrito, hasta en carta se ablanda,
en piedra-jabón, su diamante primero);
soluble, más: en la de la cinta de la máquina
donde más tarde él se pasa a limpio
lo que él se escribió del dolor indonesio
leído en Río, en telegrama de Egipto
(dactilografiado, ya se acaramela mucho
su diamante en persona, pre-escrito).
Soluble, todo: en la tinta, aunque sólida,
de la rotativa, manando su auto-escrito
(impreso, y tanto en libro-cisterna
o diario-río, su diamante es líquido).

De La educación por la piedra (1962-1965)


HABITAR EL TIEMPO

                                       A F. A. Bandeira de Melo

Para no matar su tiempo, imaginó:
vivirlo mientras ocurre, a lo vivo;
en el instante finísimo en que ocurre,
en punta de aguja y por tanto accesible;
vivir su tiempo: para lo cual ir a vivir
en un desierto literal o de alpendes;
en yermos, que no distraigan de vivir
la aguja de un solo instante, plenamente.
Plenamente: viviéndolo desde dentro de él;
habitarlo, en la aguja de cada instante,
en cada aguja instante: y habitar en él
todo lo que habitar cede al habitante.

Y de vuelta de ir a habitar su tiempo:
corre ya vacío, el tal tiempo a lo vivo;
y como además de vacío, transparente,
el instante a habitar pasa invisible.
Por lo tanto: para no matarlo, matarlo;
matar el tiempo, llenándolo de cosas;
en vez del desierto, vivir en calles
donde lo llenan y lo matan las personas;
pues como el tiempo ocurre transparente
y sólo gana cuerpo y color con su meollo
(lo que no pasó de lo que le pasó),
para habitarlo: sólo en el pasado, muerto.

De La educación por la piedra (1962-1965)


DOS DE LAS FIESTAS DE LA MUERTE

Recepciones ceremoniales que da la muerte:
el muerto, vestido para un acto inaugural;
y ambiguamente: con la ropa del orador
y la de la estatua que se ha de inaugurar.
En el ataúd, medio ataúd medio pedestal,
el muerto más se inaugura que se muere;
y doblemente: bien su propia estatua
bien su propio vivo, en toma de posesión.

Fiestas infantiles que da la muerte:
los entierros de niños en el Nordeste:
reservados a menores de trece años,
impropios para adultos (ni lo siguen).
Fiesta medio excursión, medio pic-nic,
al aire libre, buena para un día sin clase;
juegan allí los niños a muñecas,
y hasta con una muñeca de verdad.
 


De La educación por la piedra (1962-1965)


EL ARTISTA INCONFESABLE

Hacer lo que sea es inútil.
No hacer nada es inútil.
Pero entre hacer y no hacer
más vale lo inútil del hacer.
Pero no, hacer para olvidar
que es inútil: no se ha de olvidar.
Pero hacer lo inútil sabiendo
que es inútil, y bien sabiendo
que es inútil y que su sentido
ni siquiera será presentido,
hacer: porque ello es más fácil
que no hacer, y difícil-
mente se podría decir
con más desdén, o si no decir
con más claridad al lector Nadie
que lo hecho lo fue para nadie.

De Museo de todo (1966-1974) 


DUDAS APOCRIFAS DE MARIANNE MOORE

Siempre he evitado hablar de mí,
hablarme. Quise hablar de cosas.
¿Pero en la selección de estas cosas
no habrá un hablar de mí?
¿No habrá en ese pudor
de hablarme de esa confesión,
un indirecta confesión
al contrario, y siempre impudor?
La cosa de que hablar
¿hasta donde es pura e impura?
¿O siempre se impone, incluso impura-
mente, a quien de ella quiera hablar?
¿Cómo saberlo, si hay tanta cosa
de que hablar y no hablar?
¿Y si el evitarla, el no hablar,
es un modo de hablar de la cosa?

De Agrestes (1981-1985)


LOS POLOS DEL BLANCO (O DEL NEGRO)

El blanco no es un color:
es lo que el carbón revela,
el carbón blanco, a pesar
del negro con que opera.
Tal vez el blanco sea sólo
un modo de ser, o sea
la forma de ser que sólo
lo que puede en dura pureza.
Y aunque negro y blanco siempre
en los opuestos se vean,
la inestabilidad de ambos
es de igual naturaleza:
tienen la limitación
(si polos en apariencia)
glandular de querer sólo
vivir en la intransigencia.

De Museo de todo (1966-1974)

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