LUCIA ESTRADA. COLOMBIA (1980)


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


ALMA MALHER


Yo también la prefiero.
Es más bella la mano

al pulsar una cuerda invisible.
Cuando duermes,
reaparecen las tres mil sombras de tus dedos
tejiendo filigranas
en el oscuro cuello del dragón.
Te miro inquieta
sin atreverme a respirar.
Es la hora más alta
del doble vuelo nocturno.
Escribo en la seda de tus párpados
mi temor de perderle,
de que huya como un gato por los techos,
de que salte y reviente la cuerda
de todas las campanas del mundo,
de que se despeñe con el sonido metálico
de un arcángel
en el centro mismo de la orquesta.
Yo también lo prefiero
cóncavo y oscuro.
La clave blanca y negra
de todo cuanto existe
se advierte
en su sinfonía de agujas.

De Las hijas del espino, 2006.


MARY SHELLEY


Vivir en la cercanía de todo,
en el temblor de las hojas,
en la herida viviente del destino.
Y acercarme,
y compartir el horror de sentirse
una materia blanda,
sin lenguaje,
un cuerpo desfigurado
por la excesiva prudencia de Dios.
El viento arrastra el vacío de los ojos,
la boca condenada,
el peso de la eternidad,
el pliegue de la vida vuelta en sentido contrario,
la resistencia de las rosas,
la estrella negra del nacimiento.
¿Por qué no gritas?
¿por qué no destruyes los castillos de la culpa?
¿por qué no arremetes
contra mi espanto?
¿Por qué no eclipsas la visión?
Hay un lugar reservado para tu abandono.
No aguardes la venida de lo inevitable.

De Las hijas del espino, 2006.






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