MANUEL BANDEIRA. BRASIL (1886-1968) |
ARTE DE AMAR
Si quieres
sentir la felicidad de amar, olvida tu alma,
el alma es lo
que estropea el amor.
Sólo en Dios
puede encontrar satisfacción,
no en otra
alma.
Sólo en Dios —o
fuera del mundo.
Las almas son
incomunicables.
Deja a tu
cuerpo entenderse con otro cuerpo.
Porque los
cuerpos se entienden, pero las almas no.
De Bello Bello, 1948.
EL ANGEL DE LA GUARDA
Cuando
murió mi hermana
(Tenía que ser
así)
Un ángel
moreno, violento y bueno,
—brasileño
Vino
a quedarse a mi lado
Mi ángel de la
guarda sonrió
Y regresó junto
al Señor.
De Libertinaje, 1930.
EL
ÚLTIMO POEMA
Así
querría mi útimo poema
Que fuese
tierno diciendo las cosas más simples y menos
[intencionales
Que fuese
ardiente como un sollozo sin lágrimas
Que tuviese la
belleza de las flores sin perfume
La pureza de la
llama en que se consumen
[los diamantes más límpidos
La pasión de
los suicidas que se matan sin explicación.
De
Libertinaje, 1930.
MOMENTO
EN UN CAFÉ
Cuando
pasó el entierro
Los hombres
estaban en el café
Se sacaron los
sombreros distraídamente
Saludaron al
muerto distraídos
Todos estaban
vueltos hacia la vida
Absortos en la
vida confiados en la vida.
Sin embargo uno
se descubrió con un gesto amplio y despacioso
Mirando la
ataúd largamente
Éste sabía que
la vida es una agitación feroz y sin finalidad
Que la vida es
traición
Y saludaba a la
materia que pasaba
Liberada para
siempre el alma extinta.
De Estrella de
la mañana, 1936.
POEMA DESENTRAÑADO DE UNA PROSA
DE
AUGUSTO FREDERICO SCHMIDT
La
luz de tu poesía es triste pero pura
La soledad es
la gran señal del destino
Lo pintoresco,
los colores vivos, el misterio y el calor de los otros
seres te interesan realmente
Pero ni estás
apartado de todo eso, porque voces en compañía
/de tus desaparecidos,
De los que
jugaron y cantaron un día a la luz de las fogatas
de San Juan
Y estoy están
para siempre durmiendo profundamente.
De la poesía
como quien ama y quien muere
Caminaste hacia
una poesía de quien vive y recibe tristeza
Naturalmente
—Como el cielo
oscuro recibe la compañía de las primeras estrellas.
De Lira de los cincuenta años, 1940.
LA
MUERTE ABSOLUTA
Morir
Morir en cuerpo
y alma
Completamente.
Morir sin dejar el triste despojo de la carne,
La exangüe
máscara de cera,
Cercada de
flores,
Que se pudrirán
—¡felices!— en un día,
Bañada de
lágrimas
Nacidas menos
de la nostalgia que del espanto de la muerte.
Morir sin dejar por casualidad un alma errante…
¿Camino del
cielo?
¿Pero qué cielo
puede satisfacer tu suelo de cielo?
Morir sin dejar una arruga, una raya, una sombra,
El recuerdo de
una sombra
En ningún
corazón, en ningún pensamiento,
En ninguna
epidermis.
Morir tan completamente
Que un día al
leer tu nombre en un papel
Pregunten:
“¿Quién fue?...”
Morir todavía más completamente
—sin dejar ese
nombre siquiera.
De
Lira de los cincuenta años, 1940.
MOZART EN EL CIELO
El día 5 de
noviembre de 1791
Wolfgang
Amadeus Mozart
[entró en el cielo, como un artista de circo, haciendo
Extraordinarias
piruetas sobre un fantástico caballo blanco.
Los angelitos
atónitos decían: ¿Qué fue? ¿Qué no fue?
Melodías nunca
oídas volaban en las líneas suplementarias
/superiores del pentagrama.
Un momento se
suspendió la contemplación inefable.
La Virgen lo
besó en la frente.
Y desde
entonces Wolfgang Amadeus Mozart fue el más joven
/de los ángeles.
De Lira de los cincuenta años, 1940.
(Aunque la mañana estaba avanzada).
Llovía
Llovía una
triste lluvia de resignación
Como contraste
y consuelo al calor tempestuoso de la noche
Entonces me
levanté,
Bebí café que
yo mismo preparé,
Después me
acosté nuevamente, encendí un cigarro y me quedé
/pensando…
—Humildemente
pensando en la vida y en las mujeres que amé.
De Bello Bello, 1948.
EXCUSA
Eurico Alves,
poeta brasileño
Salpicado de rocío, leche cruda y terna bosta de cabrito,
Siento mucho, pero no puedo ir a la Feria de Santa Ana.
Salpicado de rocío, leche cruda y terna bosta de cabrito,
Siento mucho, pero no puedo ir a la Feria de Santa Ana.
Soy
poeta de ciudad.
Mis pulmones se volvieron máquinas inhumanas y aprendieron
A respirar el gas carbónico de los cinematógrafos.
Como el pan que el diablo amasó.
Bebo leche en lata.
Hablo con A. que es ladrón
Estrecho la mano de B., que es asesino.
Mis pulmones se volvieron máquinas inhumanas y aprendieron
A respirar el gas carbónico de los cinematógrafos.
Como el pan que el diablo amasó.
Bebo leche en lata.
Hablo con A. que es ladrón
Estrecho la mano de B., que es asesino.
Hace años que
no veo nacer el sol, que no me lavo los ojos
[en los colores
de las madrugadas.
Eurico
Alves, poeta bahiano
Ya no soy digno de respirar el aire puro de los corrales del campo.
Ya no soy digno de respirar el aire puro de los corrales del campo.
De Bello
Bello, 1948.
TEMA
Y VUELTAS
¿Pero para qué
Tanto sufrimiento
Si el cielo tiene el lento
Deslizar de la noche?
Tanto sufrimiento
Si el cielo tiene el lento
Deslizar de la noche?
¿Pero para qué
Tanto sufrimiento
Si allá afuera el viento
Es un canto en la noche?
Tanto sufrimiento
Si allá afuera el viento
Es un canto en la noche?
¿Pero para qué
Tanto sufrimiento
Si ahora, al relente,
Huele a flor de noche?
Tanto sufrimiento
Si ahora, al relente,
Huele a flor de noche?
¿Pero para qué
Tanto sufrimiento
Si mis pensamientosEs libre en la noche?
Tanto sufrimiento
Si mis pensamientosEs libre en la noche?
De Bello
Bello, 1948.
EL
RIO
Ser
como el río que fluye
Silencioso entre la noche.
No temer a las tinieblas.
Si en el cielo hay estrellas, reflejarlas.
Silencioso entre la noche.
No temer a las tinieblas.
Si en el cielo hay estrellas, reflejarlas.
Y
si el cielo se carga de nubes,
Como el río las nubes son agua
Reflejarlas también sin pesar
En la profundidades tranquilas.
Como el río las nubes son agua
Reflejarlas también sin pesar
En la profundidades tranquilas.
De Bello
Bello, 1948.
ANTONIA
Amé a Antonia de manera insensata
Antonía vivía
en una casa que para mí no era una casa, era un empíreo
Pero los años
fueron pasando.
Los años son
inexorables.
Antonia murió.
La casa en que
Antonia vivía fue demolida.
Yo mismo ya no
soy aquel que amó a Antonia y Antonia no amó.
Además, prevengo, muy humildemente, que esto
/ no es crónica ni poema.
Es apenas
una nueva versión,
la más reciente, del tema ubi sunt,
que dedico,
ofrezco y consagro
a mi dilecto
amigo Agusto Meyer.
De Estrella de la tarde, 1960.
MI GRAN TERNURA
Mi gran ternura
Por los pájaros
muertos,
Por las
arañitas.
Mi gran ternura
Por las mujeres
que fueron niñas bonitas
Y se hicieron
mujeres feas;
Por las mujeres
que fueron deseables
Y dejaron de
serlo;
Por las mujeres
que me amaron
Y que no puede
amar.
Mi gran ternura
Por los poemas
que
No conseguí
realizar.
Mi gran ternura
Por las amadas
que
Envejecieron
sin maldad.
Mi gran ternura
Por las gotas
de rocío que
Son el único
afeite
De un sepulcro.
De Estrella de la tarde, 1960.
ADIOS, AMOR
El amor me dijo adiós, y yo le dije: "¡Adiós,
Amor! Haces
bien: la juventud
Quiere la juventud."
Y mis amigos
Me felicitan:
"¡Qué bien conservado estás!"
Pero yo sé que
en el Louvre y otros museos, y hasta en el nuestro
Hay momias del
viejo Egipto que están como yo bien conservadas.
Sé además que
puedo todavía recibir y dar cariños y ternura.
Pero eso me
parece poco, y exijo la iluminación, lo inesperado,
El trauma, el
magma...¡Adiós, Amor!
Todavía no
estoy solo. Nunca lo estuve. La vida entera.
Viví en tête-à-tête
con una señora flaca, seria,
De la mayor
distinción.
Y ahora hasta
soy su vecino.
Tú que me lees
adivinaste quién es ella.
Y es ésa. Por
lo tanto digo: ¡Adiós, Amor!
De Estrella de la tarde, 1960.
No comments:
Post a Comment