ROBERTO BOLAÑO. CHILE (1953-2003)

YA QUE ESTAMOS AQUI APRENDAMOS ALGO 

Ya que estamos aquí aprendamos algo
Entre los cortocircuitos entre las casas
que visitamos para arreglar una avería

Somos las manos heladas el acto detenido
De aquél que abrió el refrigerador
En el momento en que la muerte regresaba

Estamos aquí para describir maravillas
Soñemos que habla el que no pudo referir su historia
En el momento en que la muerte regresaba.

De El aire. Barcelona. Berthe Trépat. Nro.1, 1983.


LLEGARA EL DIA EN QUE DESDE LA CALLE

Llegará el día en que desde la calle te llamarán:
chileno
Y tú bajarás las escaleras de tres en tres
Será de noche
y tus ojos por fin habrán encontrado el color
que deseaban
Estarás preparándote la comida o leyendo
Estarás solo y bajarás de inmediato
Un grito una palabra
que será como el viento empujándote de improviso
hacia el sueño
Y tú bajarás las escaleras de tres en tres
Con un cuchillo en la mano
O apretando una botella de cerveza
Y la calle estará vacía


Inédito, fechado en Barcelona en 1980 y recogido por Soledad Bianchi 
en “Ya que estamos aquí aprendamos algo”. Ventanal, Francia, 1987.


UN SONETO
 
Hace 16 años que Ted Berrigan publicó

sus Sonetos. Mario paseó el libro por
los leprosarios de parís. Ahora Mario
está en México y The Sonnets en
un librero que fabriqué con mis propias
manos. Creo que la madera la encontré
cerca del asilo de ancianos de Montealegre
y con Lola hicimos el librero. En
el invierno del 78, en Barcelona, cuando
aún vivía con Lola! Y ya hace 16 años
que Ted Berrigan publicó el libro
y tal vez 17 ó 18 que lo escribió
y yo ciertas mañanas, ciertas tardes,
perdido en un cine de barrio intento leerlo,
cuando la película se acaba y encienden la luz. 


EL POETA NO ESPERA A LA DAMA

Kürnberger. Cuando por los reinos
de Europa se paseaba la muerte.
Y en los bardos había ánimo para
renovar la lírica. Sentado
en una cámara del castillo
al que han puesto sitio nuevamente.
Y un poema de amor
de una “soberana indiferencia”.
Cuando alguien, tal vez, un cortesano,
grita una advertencia inaudible
al final de un pasillo de piedra
que otra vez se diluye
en la intersección de la muerte
y el poema.


ESCRIBE LO QUE QUIERAS

Nada quedará de nuestros corazones.

Piere Cardenal. Delante de tus palabras
Un cenicero blanco repleto de anillos.
Los albiganeses escondidos en Barcelona.
De todas maneras canciones y vino.
Un cenicero blanco repleto de dedos.
En los cómics encontramos la libertad.

Nada quedará de nuestros corazones.
Ni de los techos de piedra que nos vieron.
Palidecer.


PARA EDNA LIEBERMAN

Dice el saltimbanqui de las Ramblas
Éste es el Desierto.

Es aquí donde las amantes judías
Dejan a sus amantes.

Y recuerdo que me amaste y me odiaste
Y luego me encontré sólo en el Desierto.

Dice el saltimbanqui: éste es el Desierto.
El lugar donde se hacen los poemas.

Mi país.


ENTRE LAS MOSCAS

Poetas troyanos
Ya nada existe de lo que podía ser vuestro
Existe

Ni templos ni jardines
Ni poesía

Sois libres
Admirables poetas troyanos.


SAN ROBERTO DE TROYA

Admirables troyanos En la veteranía de la peste
y de la lepra Sin duda vivos En el grado cero
de la fidelidad Admirables poetas troyanos
que lucharon por Belleza
Recorriendo los caminos sembrados de máquinas
inservibles Mi métrica mis intuiciones
mi soledad al cabo de la jornada
(¿Qué rima son éstas? dije sosteniendo la espada)
regalos que avanzan por el desierto:
ustedes mismos Admirables ciudadanos de Troya.


LOS ARTILLEROS


En este poema los artilleros están juntos.
Blancos sus rostros, sus manos
entrelazando sus cuerpos o en los bolsillos.
Algunos tienen los ojos cerrados o miran el suelo.
Los otros te consideran.
Ojos que el tiempo ha vaciado. Vuelven
hacia ellos después de este intervalo.
El reencuentro sólo les devuelve
la certidumbre de su unión.


EL DINERO


Trabajé 16 horas en el camping y a las 8
de la mañana tenía 2.200 pesetas pese a ganar
2.400 no sé qué hice con las otras 200
supongo que comí y bebí cervezas y café con
leche en el bar de Pepe García dentro del
camping y llovió la noche del domingo y toda
la mañana del lunes y a las 10 fui donde
Javier Lentini y cobré 2.500 pesetas por una
antología de poesía joven mexicana que
aoarecerá en su revista y ya tenía más de
4.000 pesetas y decidí comprar un par de
cintas vírgenes para grabar cecil Taylor
Azimuth Dizzie Gillespie Charlie Mingus
y comerme un buen bistec de cerdo
con tomate y cebolla y huevos fritos y escribir
este poema o esta nota que es como un pulmón
o una boca transitoria que dice que estoy
feliz porque hace mucho que no tenía
tanto dinero en los bolsillos.


                            es agradable poder aferrarse a algo
                            simple o real
                            como echar a alguien de menos.
                                                        Frank O´Hara

Escucho a Barney Kessel
y fumo fumo fumo y tomo té
e intento prepararme unas tostadas
con mantequilla y mermelada
pero descubro que no tengo pan y
ya son las doce y media de la noche
y lo único que hay para comer
es una botella casi llena
con caldo de pollo comprado por la
mañana y cinco huevos y un poco
de moscatel y Barney Kessel toca
la guitarra arrinconado entre la
espada y un enchufe abierto
creo que haré consomé y
después me meteré en la cama
a releer La invención de Morel
y a pensar en una muchacha rubia
hasta que me quede dormido y
me ponga a soñar.


PRIMAVERA DE 1980. PARA RANDY WESTON


El misterio del amor es
el misterio del amor
y ahora son las doce del día y
estoy desayunando un vaso de té
mientras la lluvia se desliza
por los pilares blancos
del puente.


En coches perdidos, con dos o tres amigos lejanos, vimos de cerca
a la muerte.
Borrachos y sucios, al despertar, en suburbios pintados de amarillo
vimos a la Pelona bajo la sombra de un tenderete.
¡Qué clase de duelo es éste!, gritó mi amigo.
la vimos desaparecer y aparecer como una estatua griega.
La vimos estirarse.
Pero sobre todo la vimos fundirse con las colinas y el horizonte.


AUTORRETRATO A LOS VEINTE AÑOS


Me dejé ir, lo tomé en marcha y no supe nunca
hacia dónde hubiera podido llevarme. Iba lleno de miedo,
se me aflojó el estómago y me zumbaba la cabeza:
yo creo que era el aire frío de los muertos.
No sé. Me dejé ir, pensé que era una pena
acabar tan pronto, pero por otra parte
escuché aquella llamada misteriosa y convincente.
O la escuchas y no la escuchas, y yo la escuché
y casi me eché a llorar: un sonido terrible,
nacido en el aire y el mar.
Un escudo y una espada. Entonces,
pese al miedo, me dejé ir, puse mi mejilla
junto a la mejilla de la muerte.
Y me fue imposible cerrar los ojos y no ver
aquel espectáculo extraño, lento y extraño,
aunque empotrado en una realidad velocísima:
miles de muchachos como yo, lampiños
o barbudos, pero latinoamericanos todos
juntando sus mejillas con la muerte.


LA LUZ


Luz que vi en los amaneceres de México D.F.,
En la Avenida Revolución o en Niño Perdido,
Jodida luz que dañaba los párpados y te hacía
Llorar y esconderte en algunos de aquellos buses
Enloquecidos, aquellos peseros que te hacían viajar
En círculos por los suburbios de la ciudad oscura.
Luz que vi como una sola daga levitando en
El altar de los sacrificios del D.F., el aire
Cantado por el Dr. Atl, el aire inmundo que que
Intentó atrapar a Mario Santiago. Ah, la jodida
Luz. Como si follara consigo misma. Como si
Se mamase su propia vulva. Y yo, el espectador
Insólito, no sabía hacer otra cosa que reír
Como un detective adolescente perdido en las calles
De México. Luz que avanzaba de la noche al día
Igual que una jirafa. Luz de la orfandad encontrada
En la vacía e improbable inmensidad de las cosas.


ERNESTO CARDENAL Y YO


Iba caminando, sudado y con el pelo pegado
en la cara
y entonces vi a Ernesto Cardenal que venía
en dirección contraria
y a modo de saludo dije:
Padre, en el reino de los Cielos
que es el comunismo
¿tienen un sitio los homosexuales?
Sí, dijo él.
¿Y los masturbadores impenitentes?
¿Los esclavos del sexo?
¿Los bromistas del sexo?
¿Los sadomasoquistas, las putas, los fanáticos
de los edemas,
lo que ya no pueden más, los que de verdad
ya no pueden más?
Y cardenal dijo sí.
Y yo levanté la vista
y las nubes parecían
sonrisas de gatos levemente rosadas
y los árboles que pespeunteban la colina
(la colina que hemos de subir)
agitaban las ramas.
Los árboles salvajes, como diciendo
algún día, más temprano que tarde, has de venir
a mis brazos gomosos, a mis brazos sarmentosos,
a mis brazos fríos. Una frialdad vegetal
que te erizará los pelos


F.B. HE DEAD


Francis Bacon
Aprendió a vivir
Solo
Aprendió a soportar
La lentitud
De los atardeceres humanos
Su insoportable hedor
Aprendió
El arte de la paciencia
Similar en tantas cosas
Al arte de la indiferencia
Francis Bacon aprendió
A convivir con las horas
A convivir con las sombras
Máscaras
De la misma libertad
Ilegible.


RESURRECCIÓN


La poesía entre en el sueño
como un buzo en un lago.
La poesía, más valiente que nadie,
entra y cae
a plomo
en un lago infinito como Loch Ness
o turbio e infausto como el lago Balatón.
Contempladla desde el fondo:
un buzo
inocente
envuelto en las plumas
de la voluntad.
La poesía entra en el sueño
como un buzo muerto
en el ojo de Dios.

La Universidad Desconocida
Anagrama, 2007.

1 comment:

Anonymous said...

Versos que te ayudan a tomar valor cuando no lo encuentras.
En una sala de espera o en mitad de un vuelo transatlántico.