JORGE EDUARDO EIELSON
PERÚ (1924-2006)



























LIBRERIA ENTERRADA

¿Qué libros son éstos, Señor, en nuestro abismo, cuyas hojas
Estrelladas pasan por el cielo y nos alumbran?
Verdes, inmemorables, en el humus se han abierto, quizás
Han acercado una oración a nuestros labios,
O han callado tan sólo en sus sombras, cual desconocidos.
Naturaleza que ora aún en ellos, a sus signos
De hierro se arrodilla, con flores en el vientre,
Por el humano que al pasar no los vio en el polvo,
No los vio en el cielo, en la humedad de sus grutas,
Y se vinieron abajo cual un bloque de los dioses.
Desde entonces sólo queda en ellos un verde velo
De armaduras, de brazos enjoyados y corceles que volvieron
A su nobleza de esqueleto entre sus hojas.
Y olmos abatidos, tunas de la guerra, gloria y rosa
Duermen también en ellos, cubiertos de invernal herrumbre.
Y sólo hasta sus viejas letras muy calladamente,
La sutil retama o el lirio de la orina acuden,
Y una mano azul que vuelve sus páginas de sodio
Entre las rocas, y avienta sus escamas a la Muerte.
¿Me permitiréis, Señor, morir entre estos libros, de cuyo seno,
Cubiertos de aroma, mana el negro aceite de la sabiduría?

De Reinos, 1944.


CUERPO ENAMORADO

Miro mi sexo con ternura
Toco la punta de mi cuerpo enamorado
Y no soy yo que veo sino el otro
El mismo mono milenario
Que se refleja en el remanso y ríe
Amo el espejo en que contemplo
Mi espesa barba y mi tristeza
Mis pantalones grises y la lluvia
Miro mi sexo con ternura
Mi glande puro y mis testículos
Repletos de amargura
Y no soy yo que sufre sino el otro
El mismo mono milenario
Que se refleja en el espejo y llora.
De Noche oscura del cuerpo, 1955.


ULTIMO CUERPO  

Cuando llega el momento llega y llega
Cada día el momento de sentarse humildemente
A defecar y una parte inútil de nosotros
Vuelve a la tierra
Todo parece más sencillo y mas cercano
Y hasta la misme luz de la luna
Es un anillo de oro
Que atraviesa el comedor y la cocina
Las estrellas se reúnen en el vientre
Y ya no duelen sino brillan simplemente
Los intestinos vuelven al abismo azul
En donde yacen los caballos
Y el tambor de nuestra infancia

De Noche oscura del cuerpo, 1955


MISTERIO 

¿Por qué estoy vivo
y el vaso lleno de agua
y la puerta cerrada
y el cielo igual que ayer
y los pájaros dorados
y mi lengua mojada
y mis libros en orden?
¿por qué estoy muerto
y el vaso igual que ayer
y la puerta dorada
y el cielo lleno de agua
y los pájaros en orden
y mi lengua cerrada
y mis libros mojados?
De Tema y variaciones (1950)


SER ARTISTA

Es convertir un objeto cualquier
En un objeto mágico
Es convertir la desventura
La imbecilidad y la basura
En un manto luminoso
Es padecer día y noche
De una enfermedad deslumbrante
Es saborear el futuro
Oler la inmensidad
Palpar la soledad
Es mirar mirar mirar mirar
Es escuchar el canto de Giotto
El sollozo de Van Gogh
El grito de Picasso
El silencio de Duchamp
Es desafiar a la razón
A la época
A la muerte
Es acariciar mujer e hijos
Como si fueran telas y pinceles
Es acariciar telas y pinceles
Como si fueran armas de combate
Es acariciar armas de combate
Como si fueran tubos de colores
Es acariciar tubos de colores
Como si fueran pájaros vivos
Es pintar el cielo estrellado
Como si fuera un basural
Es pintar un basural
Como si fuera el cielo estrellado
Es vivir como un príncipe
Siendo solamente un hombre cualquiera
Es vivir como un hombre cualquiera
Siendo solamente un príncipe
Es jugar jugar jugar jugar
Es cubrirse la cabeza de azul ultramar
Es cubrirse el corazón de rojo escarlata
Es jugarse la vida por una pincelada
Es despertar todos los días
Ante una tela vacía
Es no pintar nada.

De Arte poética (1965)


DOS PARABOLAS DEL AMOR DIVINO

 
                                    I

¿Cómo se llama Aquél, su apellido es ser callado,
es fácil ser bueno y tibio como su mano, qué hace,
por qué ama así la madera en que ha de morir tal vez,
por qué la talla tanto, oh carpintero, con ternura?
Todos besan su pie divino por debajo de sí al anochecer,
aquel ciego ebrio de bondad y el mozo alado:
yo también lo he deseado para mi mal, debe ser suave,
debe ser acaudalado como la higuera en el estío ¿verdad?
porque el querer es el amor frugal, el que hace manso
y acogedor su misterio, deslumbrante su pobreza.


                                     II

Mirad un dedo nuestro que levanta la esperanza -afuera
la oscuridad es un tenue fruto desprendido -la taza
de miel junto a la mejilla leve. La puerta cede a Él,
se viene para decir adiós, se cierra destrozada,
el alféizar de nogal cae como un pájaro podrido,
canta muerto. Sólo queda el cuarto enriquecido,
los ojos se vuelven volcando la leche tibia y la vela se apaga,
los párpados se posan dulcemente en torno. Madre:
¿qué habrá pasado afuera que está el sol todo aquí adentro?

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